Por Luis Miguel Sarrión Camacho
Hablamos de Picasso, desde el
génesis del siglo XX, como uno de los mayores artistas de la historia, como un
genio pictórico que participaría en muchos de los movimientos artísticos que
influenciarían de manera determínate a los grandes artistas de su tiempo y en
los movimientos artísticos de la época y posteriores. Pero poco se habla de la
influencia a la que fue sometido por otros artistas que marcaría al malagueño y
que serian de vital importancia para su producción y es en es esa influencia
notable donde aparecerá Gaugin que marcará a Picasso con su obra, su vida, sus
ideas incluso con su muerte. Pero no podemos hablar de una relación entre estos dos grandes pintores sin hacer
mención a una persona determinante en este encuentro, un hombre, un artista, escultor,
gemólogo y ceramista, un amigo, Francisco Durrio de Madrón más conocido como Paco Durrio.
Fue desde el principio, en París, tal vez en 1901, que Picasso
vio por primera vez las obras de Gauguin. La evolución experimentada por el
pintor español en la ciudad de las luces durante el corto periodo en la capital
francesa seria uno de los sucesos más relumbrantes de la historia de la
pintura, pues en solo siete años paso de ser un pintor desconocido de formación
puramente provinciana a ser uno de los grandes referente de la vanguardia
parisina.
Volviendo sobre la figura del artista Paco Durrio, que sería
quien enseñaría a Picasso una obra de Gauguin, probablemente una obra de
cerámica, aunque también poseía varias obras sobre papel y pinturas en su
estudio de Montmartre, y sería en este momento inicial donde el pintor de
diecinueve años se interesaría por la filosofía de Gauguin en el arte.
Inundado por la vida
bohemia de las calles y los artistas que había podido contemplar en la capital
francesa, sus lienzos se pueblan de picaras escenas de cabaret, de abarrotados
cafés y salones de baile llenos de color. En todos ellos aprecia una
simplificación de volúmenes y contornos definidos que hacen pensar en Gauguin, del
que tomaría una concepción universal de la sentimentalidad. Podemos ver en
estas primeras producciones como Picasso advierte una certera asimilación del
postimpresionismo del pintor francés y del simbolismo de los Nabis.
Tras la partida de Gauguin y sobre todo tras su muerte, Durrio
vio en Picasso a su sucesor con la intención de obrar una autentica
reencarnación del artista, algo muy comercial. Durrio intenta introducir a
Picasso en el campo de la cerámica escultórica en la que Gauguin había logrado
la integración orgánica del color y forma pero, al igual que este, Picasso tenía un sentido muy
independiente y tendría una posición ambigua. Iniciador, rompedor y
revolucionario, jamás dejo de considerar la herencia de un pasado que englobaba
tanto al arte ibero como el africano, del El Greco como a Ingres, tanto a Degas
como al propio Gauguin, cuyo revelo, de la mano de Durrio, tomaba ahora.
Mas allá de los ecos del Sintetismo de las pinturas de Picasso,
podemos ver coincidencias entre el espíritu que inspiraba al malagueño y el del
artista francés. Cuando Gauguin padecía de pobreza y enfermedad había expresado
su convicción de que su arte encarnaba de lo triste y del dolor un concepto
expresionista del arte que se asemeja, incluso podríamos ajustar a la obra
picassiana de los primeros años.
La obra y el espíritu que compartía Picasso con Gauguin se
acrecentaría aun más con la crítica de uno de los amigos del pintor francés,
Charles Maurice que elogiaría la exposición de Picasso en la galería parisina
de Berthe-Weill. Al parecer seria
Durrio quien indujera al crítico a visitar la exposición, y no solo tendría
buenas palabras para su obra sino que le haría entrega al pintor de un libro de
Gauguin, el cual Maurice habría completado y editado, “Noa-Noa”. En palabras del historiador Richarson:“Este libro ayudaría mucho a Picasso,
cuajado de ilustraciones que pronto se reflejarían en la obra del pintor
español”. Gauguin describió su tiempo en Tahití en el libro antes
mencionado, y de Picasso sería conocido el haber anotado las páginas con notas
y dibujos inspirados en la experiencia que describe Gauguin en estos parajes.
Gauguin y Picasso compartieron sólo un breve período de tiempo
en la tierra, ya que Gauguin murió en 1903. Sin embargo, a pesar de lo corto
que pudo haber sido, el impacto puede ser visto en un cuadro que Picasso hizo
al enterarse de la muerte del su pintor francés. En Desnudo de pie, 1903,
Picasso muestra a una mujer tahitiana caminar, firmado "PABLO
Picasso".
Desde sus primeros días en París y después de leer su libro “Noa-Noa”,
Picasso estaba fascinado por las ideas de Gauguin en el arte. Fue a través de
Gauguin que la idea de primitivismo y la naturaleza espiritual de la gente y el
arte entraron en su mente y su pintura. Picasso se inspiró en la forma en la
cual Gauguin tomó sus temas de medio ambiente artificial y de pinturas de
género, así fue como mostró la emoción, la miseria y la soledad, que el
espectador siente igual que los personajes representados. Picasso demostró esto
en su época azul, usando poses y elementos de disfraz tomado de la pintura de
Gauguin.
Si bien es cierto que al ver las máscaras africanas sería la
gran chispa para encender a Picasso como un artista desafiante de las convenciones tradicionales del arte, fue la
influencia temprana de Gauguin la que abrió su mente en cuanto a la concepción
del arte. Picasso acabaría admirando los viajes de Gauguin y la idea de mostrar
la naturaleza primitiva de los seres humanos, los cuales, van más allá de la
norma en la pintura. Esto permitiría a Picasso extender sus deseos artísticos
más allá de lo previamente imaginable. Sin esa conexión temprana a Gauguin, es
imposible saber donde Picasso habría llegado como artista.
Es evidente que el impulso primitivista de Gauguin está detrás
de la obra picassiana de aquellos años iniciales, claramente, junto a otras más
inspiraciones e influencias pues Pablo Picasso era un artista en su totalidad y
se define como una esponja de toda la historia del arte, historia que conoce a
la perfección. Pero es cierto que su identificación con el artista francés es
aun más profunda que con otros artistas.
Tras un viaje a Holanda, y dejar a Barcelona atrás, Picasso
vuelve a Paris hacia 1904 instalándose en el estudio de Durrio, al cual,
entregaría su cuadro la “La belle Holandaise”, su obra maestra hasta el
momento, para que la colgase junto a los cuadros y dibujos que tenía Gauguin de
su amigos. Todo esto no solo lleva a pensar en el orgullo que Picasso sentía
por su obra, sino que también encontraba en esta su estilizada construcción de
las figuras, en la que se da cierto paralelismo con Gauguin. Así Picasso
cobrara fama parisina y sus obras tendrán más valor y más demanda, tomando como
ejemplo a Vollar, el cual decidirá entonces comprar toda la obra del estudio de
Picasso, lo que le permitirá a este ultimo viajar y apreciar lugares inocentes,
incontaminados mas naturales y donde podría experimentar de una manera más
desinhibida, lejos de las presiones de la ciudad, al más puro estilo de
Gauguin. Es después de esta experiencia cuando Picasso puede contemplar mas
obras de Gauguin, las cuales le causan un impacto profundo y pintara obras en
respuesta a las obras del francés, como puede ser “El Abrevadero” o “Muchacho
desnudo llevando un caballo” en contraposición de los “Jinetes de la Playa”,
una de las últimas obras de Gauguin, perfecto ejemplo de la fusión entre
primitivismo y clasicismo, que es el nuevo camino en el que Picasso quiere
dirigir su arte.
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