martes, 24 de marzo de 2015

Marian Turski, superviviente del holocausto judío

El miércoles 18 de marzo, Marian Turski dio una inolvidable ponencia sobre el Holocausto Nazi en el Aula Magna de la Facultad de Letras de Ciudad Real.

Marian, de origen polaco y familia judía, nacido el 26 de junio de 1926, estuvo preso en el gueto de Lodz desde 1942 y en 1944 fue trasladado al campo de concentración de Auschwitz, sobreviviendo a la marcha de la muerte. Fue esta la experiencia que vino a compartir.

En el momento en el que Turski se sentó frente a la multitud, se hizo un silencio absoluto a pesar de que hablaba en su idioma natal y tuvo necesidad de traductores. Nadie entendía lo que decía, pero su aplomo y expresión amable provocaba que ni una sola mirada se separara de él. No afrontó su ponencia desde el punto de vista personal, sino como el historiador que es, explicando los motivos que llevaron a los nazis a actuar de la manera que lo hicieron y compartiendo cartas de algunos de los dirigentes del partido. Sin embargo, todo el mundo notaba que sabía de lo que hablaba, no era un estudioso cuya especialidad la había sacado de libros, fotografías y videos, la había vivido en persona.

No creo que se esperara su historia particular, habría sido un golpe bastante duro y crudo para la mayoría de personas que estábamos allí a pesar de que todo el mundo sabe que fue una experiencia inimaginablemente cruel. Aunque la ponencia tuvo un carácter objetivo, pudo compartir un par de anécdotas sobre la vida en el gueto y en el campo de concentración sin perder en ningún momento la sonrisa.

Marian demostró ser un hombre humilde, educado, paciente e inteligente; aunque quizás más que inteligente, sabio, ya que en el turno de preguntas alguien le preguntó que cuál era para él el sentido de la vida después de su experiencia, y él, sonriendo, respondió simplemente: ‘’Vivir’’. Puedo apostar lo que sea a que ninguno de los allí presentes, quizás solo su esposa, se esperaba una respuesta tan sencilla pero a la vez tan complicada. Quién sabe lo que habríamos respondido el resto, quién sabe cuánto habríamos tardado en responder a esa pregunta o cuánto nos habría costado explicarnos.

Quiso hacer comprender, aunque sea algo difícil dada la magnitud del asunto, que los nazis condenaron a millones de personas a muerte solo por el hecho de estar sobre la tierra, solo por el hecho de pensar y ser fieles a sus ideas.
Todos los oyentes sabíamos que este hombre ha visto cómo la humanidad llegaba a su máximo exponente de crueldad, pero ninguno caímos en que, como explicó él poniendo de ejemplo una historia propia, también llegó a su máxima solidaridad, y es eso lo que él cogió del campo de concentración para sobrevivir. No la crueldad ni la depresión, no la inhumanidad; se asió a la esperanza y misericordia de todos los que estaban allí porque comprendió que siempre queda un resquicio de humanidad, porque siempre queda algo por lo que seguir adelante. Explicó la teoría para hacer comprender todo lo que había detrás de ella. Eso es lo que quiso transmitir.

Y lo consiguió.
 
Marta Isabel González de la Rubia

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ads Inside Post